lunes, 28 de diciembre de 2009

el último poema (15): en flor


Ocurre en la novela naturalista La culpa del padre Mouret (1875). Émile Zola idea para la bella y salvaje Albine un método de suicidio que ni el más decadente de los estetas románticos hubiese soñado.

El 'Adán' de esta historia se llama Serge Mouret, joven sacerdote destinado al pequeño pueblo de Artaud, en la selva provenzal. Aquí inicia una espiral de mortificación en torno a la Virgen María que deteriora gravemente su salud. Al borde de la muerte, su tío, el doctor Pascal, le recomienda retirarse a Le Paradou, una casa semiabandonada en el bosque.

Al padre Mouret, tras la tormenta mística, sólo le queda en mente su nombre. La bendita amnesia lo traslada a un jardín de las delicias en donde se ha borrado toda mancha de culpa y pecado. Y en este lugar prístino, bucólico, rodeado de frondosas rosaledas, descubre el cariño y la ternura de la joven Albine, su cuidadora, una 'Eva' exuberante en cuya carne y alma el cura se reconocerá hombre.

Pero el edén en que viven los dos amantes es roto brutalmente por el hermano Archangias (la 'serpiente'), que recuerda a Mouret quién es y cuáles son sus obligaciones con Dios y la Iglesia. Finalmente, el abad 'muerde' la conciencia y cae en el abismo del remordimiento. Rechaza a la mujer, vuelve a su parroquia y apaga con rezos y ascetismo todo deseo terrenal.

Albine queda sola, víctima de su propio amor y de un deber que no entiende. Vagando por Le Paradou como un animal herido, resuelve rebelarse contra el Dios robador de su felicidad: niega su propia vida y la de la criatura que lleva dentro, fruto del idilio con Mouret. Para ello prepara un mortífero jardín botánico en su alcoba; la inunda con las plantas más aromáticas: guirnaldas de rosas, ramos de amapolas, manojos de lirios, puñados de claveles, montones y montones de violetas, mirabilis, heliotropos, nardos, jacintos, caléndulas, melisas, verbenas, mentas...; y se encierra a cal y canto.

Durante la noche, la chica morirá asfixiada en el delicioso sueño de las criaturas en flor.

viernes, 25 de diciembre de 2009

el claustro de las sombras


...to the antique order of the death
(Francis Thompson)

En este momento tengo treinta y tres años encima de la mesa del despacho

y un pequeño residuo de meses sobre el cenicero de plata.

He preguntado a mis hermanas si saben quién es este hombre

que viene, entre mi hombro y mi hombro, a donde yo vengo,

y vuelve

el rostro si yo lo torno…


Siento frío, y no sé qué ponerme por dentro

de la muerte, qué trozo de tierra es el mío,

qué noche es la noche de echarme a morir,

qué látigo verde me herirá bajo el mar.


A veces me acomete un largo vértigo

y quisiera ser nada más un humoso lego en la orden antigua de los muertos,

servirles el silencio con mis propias manos

y meditar en un rincón del claustro de las sombras…


Del claustro de las sombras, allí

donde los sueños exaltan sus luces cándidas, humosas.

(Blas de Otero)

miércoles, 23 de diciembre de 2009

venus in furs


Me voy animando
me doy de hostias
embebido con mariposas
ahora lenguas de fuego
boqueo la prehistoria de los cuentos
blando al céfiro la rama dorada
desdibujada
entre los árboles te escondes
entrada en carnes
entro en carnes
oliscando el ocre rojo de tu vulva
henchido de gritos mi pecho tinto
misterios las cuevas
se ahogan en sangre
al son de tus caderas
más adentro
más adentro
el vientre universo
la fecunda noche que fluye
de tus tiernos luceros
mar adentro
fuera de mí
me animo
y arranco a bailar
ya sí loco de atar
eléctrico arrítmico en cueros
esa canción suicida
de la muerte
y la maldita leche
del deseo.

sábado, 19 de diciembre de 2009

con los ojos en paz


Si yo me quedara tranquila,
y al acostarme en mi cama
no hubiera nada
que me preocupara,
¿cómo sería mi vida?
Si vivir es morir cada día.

Quién pudiera mirar
con los ojos en paz;
y verme a mí misma
por el mismo prisma
que a los demás.

Si yo me llamara profeta,
poeta de causas perdidas,
cantor de tristezas
cantor de alegrías,
¿cómo serían mis versos?
Si cada verso que escribo está muerto.

Quién pudiera mirar
con los ojos en paz;
y verme a mí misma
por el mismo prisma
que a los demás.

Si yo no hubiera naufragado,
cerrado mi puerta con llave.
Si no hubiera heridas
en las despedidas,
¿cómo diría te quiero?
Si lo digo y no me lo creo.

Quién pudiera mirar
con los ojos en paz;
y verme a mí misma
por el mismo prisma
que a los demás.

(Cecilia)

viernes, 4 de diciembre de 2009

la carretera


Al día siguiente salieron de la quebrada y tomaron de nuevo la carretera. Le había hecho una flauta al chico con un trozo de caña de la cuneta y se la sacó de la parka para dársela. El chico la cogió sin decir palabra. Al cabo de un rato se quedó un poco rezagado y minutos después el hombre oyó que tocaba. Una música amorfa para la próxima era. O quizá la última música de la Tierra, surgida de las cenizas de la devastación. El hombre se volvió y le miró. Estaba sumamente concentrado. El hombre pensó que parecía un triste y solitario niño huérfano anunciando la llegada al condado de un espectáculo ambulante, un niño que no sabe que a su espalda los actores han sido devorados por lobos.

(Cormac McCarthy)

sábado, 28 de noviembre de 2009

si


Si las paredes están llenas de silencio
y las calles están llenas de gente
y la habitación está llena de palabras
y los árboles están llenos de palomas
y las palomas están llenas de árboles
y las palabras están llenas de habitaciones
y la gente está llena de calles
y el silencio está lleno de paredes
por qué todo está vacío

(Sergio R. Franco)

domingo, 22 de noviembre de 2009

el último poema (14): i love you


EL ADIÓS

Ya todo está perdido. Te hundes
sin remedio. Qué inútiles y tristes
parecen las palabras en el fondo
angustioso de tus versos. Es demasiado
tarde. No tienes muchas ganas
de escribir, pero sabes despedirte
y, acaso, liberarte de tus viejos rencores
oxidados, de esos torpes anzuelos
sumergidos como anclas en las profundidades
sombrías de tu orgullo. Vamos. Es la hora
del adiós y ya todo está perdido. Nadie
vendrá a salvarte. ¿Por qué no has de escribirlo?
Te quiero.

El 15 de noviembre de 1980, el poeta salmantino Severino Tormes, en una curva de camino a Tordesillas, estrella su automóvil definitivamente. En la última confesión a su diario, fechada el mismo día, revela su decisión fatal:

Tengo la sensación de haber vivido absolutamente en vano. ¿De qué me han servido los libros, la música, el amor, la poesía? Una amarga carcajada contra un árbol y otra eterna en el infierno.

Quince inviernos después, Richey Edwards, letrista y guitarra del grupo galés Manic Street Preachers, desaparece tras años de depresión, anorexia, automutilación, poesía y otros desórdenes. Deja un coche abandonado cerca del puente del Severn, en Gales, y tres palabras escritas en un pedacito de papel:

I love you.

sábado, 7 de noviembre de 2009

buenas noches hermosa


Buenas noches hermosa
que sueñes con demonios
con cucarachas blancas

y que veas las cuencas
de la muerte mirándote
con mis ojos en llamas

y que no sea un sueño

(Óscar Hahn)

sábado, 31 de octubre de 2009

acto comunicativo #1

En la madrugada del Domingo de Resurrección, el señor Valmiki, desde un motel de carretera perdida, llama por teléfono a su esposa para comunicarle que le duele el lóbulo derecho de la oreja izquierda, y que no volverá a casa nunca jamás (si Dios quiere

sábado, 17 de octubre de 2009

lugar común


Has tardado siete eclipses
en leer descalzo
los indicios de muerte de tu cama al baño
has necesitado mil y una noches en blanco
para comprender
que lo que sientes en el pecho
no es
la música de las esferas
sino la vida
esa angina que cuando eras adolescente
se jugó a los dados con Dios
tu cuerpo celeste
y ganó
el azar
claro
y ahora eres tan sabio
y tu tos tan ferina
que a tus pies el pasillo es
una senda infinita
el suelo está frío
y andas perdido en la ingenua oscuridad
de tu propio hogar.

domingo, 11 de octubre de 2009

el último poema (13): león artigas


Poco se sabe de este poeta misántropo, maldita alma, nacido en Badajoz el 6 de agosto de 1931. Publica dos libros de poemas: Sumideros y Apostillas de un cadáver. A partir de ahí, su mirada severa contra los viandantes desde su ventana; la brutalidad despiadada consigo mismo. Seis años sin palabras. Una carta de despedida. Un tiro en la boca.

Imploraré tan solo un destello
cegador de lucidez
para devolverle a Dios
un cadáver de lujo.

En la nota de despedida, el poeta se lamenta de haber dejado constancia escrita del inenarrable horror que le inspira el mundo. Confiesa, además, el voraz remordimiento por haber desatendido los consejos de su padre (quien, al parecer, regentaba una herrería) y no haber consagrado su vida a pegar martillazos.

Sé que hay muchas personas
que no entenderán lo que quiero decir: Aquéllas
incapaces de esconderse detrás de una mata
y salir con una flor y un cuchillo en la mano
al encuentro del primer caminante.

Revela Georg Trakl (otro íntimo suicida 'de flor y cuchillo'): Al despertar adviertes la amargura del mundo, toda su irredente culpa. Tu poesía es una expiación imperfecta.

La noche del 14 de febrero de 1984, León Artigas, 'el herrero frustrado', se introduce una pistola entre los dientes y silencia de golpe toda la imperfección del universo.

EFLUVIO

Que cada cual se haga a sí mismo digno
de esperar un misericordioso hachazo.

(LA LECCIÓN DEL VERDUGO.
De Apostillas de un cadáver)

Cuarenta largos años de mi vida
he mimado al ser infecto
que habita en mis entrañas. ¿Qué soy
sino un desagüe nauseabundo? Por mis venas
han corrido las más sórdidas pasiones.
Me han embozado culpas, rencores,
despojos tenebrosos de mezquinas crueldades.
De tan sólo un milagro me envanezco
y es de no haber sucumbido
a los líricos reclamos de la autocompasión.
A mí me honra el hachazo que merezco
y esta digna humillación
de haber sido más culpable que verdugo.

(De Sumideros)

viernes, 25 de septiembre de 2009

caja de cambios


Ovillo mi cuerpo dentro de la caja con iconos fuego, fuga nuclear y niño partido en dos. Paro el reloj de sol; lo pongo en hora. Vuelvo a pararlo. Fuera graniza. Calculo el agujero perfecto. La ventisca entre las tejas ocres. Rumor de quirófano. El beso momia. Mamífero sombra sigilosamente polen en alta mar

Doy por fin con el momento: equinoccio de verano jueves cisne negro último crepúsculo sobre el desierto de Sonora. Me brinda una pistola. Aguardo a que la lengua se descongele en el altar de piedra y articule las palabras exactas: soy esclavo de mis manos

(saltan todas las alarmas

martes, 15 de septiembre de 2009

el último poema (12): francesca woodman


Desde que, con 13 años, Francesca Woodman decide inmortalizarse con una pequeña cámara Rolleiflex, hasta la fotografía mental de su muerte, hay desnudez surrealista, piel, desgarradura esquelética, cuerpos en el espejo, sensualidad fantasmal, búsqueda, misterio...; esto es: toda una inspirada-inspiradora poética de magia encarnada-descarnada en blanco y negro.




Dice en su diario adolescente: Esta noche no estoy contenta. Pienso y hablo a menudo sobre mi detestable tendencia al romanticismo. Creo que el esfuerzo de deshacerme de esta actitud en mi trabajo ha tenido un extraño efecto en mi vida... La fotografía es también una manera de conectar con la vida. Hago fotos de la realidad filtradas a través de mi mente.

Esta fuga del romanticismo es ardua para la joven artista estadounidense (tanto que le cuesta la vida). Se expresa a través del cuerpo -a menudo el suyo-, o partes del cuerpo. Despoja la imagen de color, ornamentos, detalles significativos, sentimentalismo. El escenario es un espacio incierto y austero: una pared deteriorada, un dormitorio cochambroso, un tablado. En este lugar se desnuda la piel, se vislumbra a través de un desgarrón en la ropa, ensombrece, brilla, se enfrenta al espejo...; pero siempre nos habla la piel en libertad, con una desnudez que parece querer desnudarse aún más. Hasta helarnos el alma. No hay desesperación o melodrama en su objetivo. No hay un significado evidente. Hay sugerencia, duda, experimentación. Arte.


Francesca pone en su muerte todo ese sedimento romántico que ha ido filtrando de sus fotografías y, en enero de 1981, se lanza al vacío desde una ventana de Manhattan. No ha cumplido los 23 años. Se lleva al país de los sueños el enigma de títulos tan turbadores como: 'Y se me había olvidado cómo se lee música' o 'Y un día más desperté sola en estas sillas blancas'.




lunes, 7 de septiembre de 2009

el último poema (11): teresa wilms montt


Hay en mi alma un pozo muerto, donde no se refleja el sol, y del que huyen los pájaros con terrores de virgen ante un misterio de cadáveres.

En 1921, Teresa Wilms Montt, poeta chilena, cae enferma de dolor en París. Se encierra en una habitación de la 'avenue' Montaigne y espera a que la muerte se lleve su pobre alma. Apenas come, fuma sin parar y se atiborra de medicamentos hasta que, en diciembre, ingiere una fuerte dosis de veronal y su vida se consume.

Esta resolución radical responde, claro, a la voluntad íntima y última de la persona; pero también, por supuesto, a la sociedad ultramachista que le toca vivir, en donde el talento es cosa de hombres, el molde del 'eterno femenino' es trampa perfecta y arrancarse la vida es la única explosión de libertad que se puede permitir una mujer.

Mi alma es un palacio de piedra, donde habitan los ausentes, trayéndome la sombra de sus cuerpos para alivio y compañía de mi vida.

Mi alma es un campo desbastado donde el rayo quemó hasta las raíces, y donde no puede florecer ni el cardo.

Mi alma es una huérfana loca, que anda de tumba en tumba buscando el amor de los muertos.

Mi alma es una flecha de oro perdida en un charco de fango.

Mi alma, mi pobre alma, es una ciega que marcha a tientas sin apoyo y sin guía.

Anarquista, sindicalista, feminista, masona; casada a los 17 con un marido violento y alcohólico con quien tiene dos hijas y a quien engaña con un amante...; su vida, desde su juventud chilena, parece una protesta encarnizada contra su familia y los valores de la alta sociedad burguesa que ésta representa. Un 'Tribunal Familiar' castiga su rebeldía recluyéndola en un convento -¡esto ocurre en el siglo XX!-, donde hará su primer intento de suicidio.

Ayudada por Vicente Huidobro, Teresa escapa del convento. A partir de entonces viaja por el mundo (Buenos Aires, Nueva York, Madrid, Sevilla, París...); intenta trabajar de voluntaria para la Cruz Roja en la Primera Guerra Mundial, pero es arrestada por ser confundida con una espía nazi; frecuenta tertulias, antros y otros círculos literarios impregnándose de las vanguardias; convive con intelectuales (Valle-Inclán, Gómez de la Serna...); escribe artículos, memorias y libros de poemas…

Finalmente, tras un fugaz y doloroso reencuentro con sus hijas, se hunde en una profunda depresión y sus huesos terminan encajonados en la fatídica habitación de París. Tiene 28 años. Antes de morir confiesa a su diario:

Me siento mal físicamente. Nunca he tributado a mi cuerpo el honor de tomar su vida en serio, por consiguiente no he de lamentar el que ella me abandone. Nada tengo, nada dejo, nada pido. Desnuda como nací me voy, tan ignorante de lo que en el mundo había. Sufrí y es el único bagaje que admite la barca que lleva al olvido. Morir, después de haber sentido y no ser nada...

martes, 1 de septiembre de 2009

migraña con aura


Si pudiera tocar la pureza
sin tocar la pureza

sacar de la chistera
una cabeza nueva

bendecir los pensamientos
de un ateo moribundo

si pudiera ser feroz
en la blindada transparencia
del palacio de los espejos

todo lo que imaginas en formol
ningún sustantivo más abstracto
que cielo y tierra bajo tu lengua

si la fiebre conjugara
la persona del verbo

si mi herida sangrara invertida
y mis sueños reventasen
las carótidas del tiempo

si tachando el siguiente verso
éste borrase el anterior
(y quedara menos que silencio)

si pudiera apagar
la palabra palabra
y dormir la mona cenicienta

si pudiera dejar de desear
este poema con migraña con aura

pero el daño está hecho

y cuanto más me alejo
del centro del laberinto
más siento
el ojo de la espiral.

lunes, 31 de agosto de 2009

la mano muerta

Yo busco una mano desesperadamente. Imitada sin fortuna en mármoles, ceras y bronces. Una mano lívida, fría, yerta. Que descorra las cortinas de mi alcoba, que guíe mis deslucidos pasos, que quiebre en el aire, entre sus dedos dulces, saetas enemigas, que se apoye en mis peores horas sobre mis desvelados hombros.

Una mano pálida, fina y trágica. Una mano recién mutilada. Aún anillados sus dedos y rojas aún y espejeantes sus uñas. Una mano de novia que se ha querido hace ya mucho tiempo. Una mano que ha olvidado ya la caricia del guante. La que me cierre un día los ojos que no podrá la muerte cerrarme; ni mis amigos más fieles, ni mis padres, ni mis hijos, ni mis hermanos. Sino sólo tú, mano de muerta, errante; mano de mis sueños del alba, mano que espera, como una estrella de mi alma, mi cuerpo.

Yo conozco una mano pero no es ésa.

Yo conozco una tibia mano, una mano rosada y blanda. Para mis labios, para mis manos y para mi cuello. Para mis noches de amor, en torno a mi cabeza o sobre mi espalda.

Pero no es ésa.

Yo busco otra mano. Ala de mis pies. Apaciguadora de mis ansias. La que se apoye sobre mi hombro sólo y deshaga mis postreros quebrantos.

La que cierre mis ojos y vista mi cuerpo muerto y preceda mi entierro.

Una mano mutilada y única. Pálida, fría.

Una mano olvidada ya de que fue mano de amante.

Una mano angustiosamente blanca.

(Agustín Espinosa: Crimen)

jueves, 27 de agosto de 2009

bajo la araucaria


deseo tener el pelo corto
como un niño
y ser hermosa
como una mujer hermosa

deseo ser octubre con charcos
y pájaros en las antenas

deseo ser un loco bueno

deseo no pensar
como no piensa un loco bueno
agarrado al tronco de un árbol

(Isabel Bono)

miércoles, 26 de agosto de 2009

el último poema (10): peiu yávorov


Shakespeariano final para la turbadora voz de este poeta búlgaro, hijo de campesinos, autodidacta, guerrillero y bibliotecario.

Nace en 1878, año de la liberación de Bulgaria tras cinco siglos de ocupación turca. Su poesía clava raíces en la tierra árida de su tiempo, donde ha desaparecido todo signo de expresión literaria salvo las canciones populares, y brota como extraña rosaleda de belleza y dolor:

Y ante mí te detendrás,
en las estrellas, resplandecientes, incomprensibles,

en las flores, serás secreta, aromática…
[…]

Ante mí, ángel, te presentarás
¡oh felicidad y alegría!

¡oh felicidad y eterna alegría,

Como un vampiro sobre mí te detendrás,
¡oh felicidad y tristeza!
¡oh felicidad y tristeza, y desgracia!

Tras luchar contra las tropas turcas, aún asentadas en Macedonia en 1902, viaja por Europa y conoce la poesía de vanguardia; pero su canto permanece intacto: parace surgir de una íntima y pura nada. Su fuente es el sufrimiento nato del creador:

Y busco. En el sufrimiento la vida se agota
en busca acaso del sufrimiento mismo.


Desgarradamente paradójico, vivazmente contradictorio; enmarañadas en un torbellino lacerante, luz y oscuridad revuelven su vida y verso:

Yo no vivo: yo ardo. Inconciliables
dos almas rivalizan en mi pecho:
un alma de ángel y otra de demonio. En mí

respiran fuego y su ardor me abrasa.


Y arden las dos con llamas, donde toco

aun en la piedra, oigo latir ambos corazones…

Siempre los dos, en todos sitios, obsesivamente
con rostros enemigos se consumen hasta hacerme brasas.


Detrás de mí el viento, a donde vaya,

mis huellas con ceniza cubrirá. ¿Quién podrá conocerlas?

Solitario, yo no vivo, ¡ardo!, y mi rastro
será ceniza en el sombrío infinito.


El 30 de noviembre de 1913, pacta un ritual de suicidio en pareja con su esposa Lora Karavélova, mujer de extraordinaria belleza (Alma en el alma del mundo, / tú, sangrienta flor del amor). Yávorov, juguete roto del destino, pierde la vista a consecuencia de las heridas y es acusado, además, de provocar la muerte de Lora.

Un año más tarde, en Sofía, a la edad de treinta y seis, Peiu Yávorov consuma el letal matrimonio reuniéndose con Lora en el infierno de los suicidados. Esta vez apuntala su muerte con veneno y un tiro en la sien:

No tengo por qué esperar a arruinarme hasta el punto de convertirme en un mendigo o ir al manicomio. Sed fuertes como yo. Nada puede volver.

lunes, 24 de agosto de 2009

piedras invisibles


Levantas la piedra
donde estaba el poema.

Una primera estrella empieza a brillar.

De pronto el cielo
entero se desgarra: polvo de palabras
montón de piedras minúsculas
que suben la montaña.

Ves el árbol
y la hoja y la yema
-todas las cosas que aún nunca
habías visto.

(Hélène Dorion)

tour de fórceps


fue inadmisible tu descuido: es inadmisible tu "descuido flotante": ¿acaso esas líneas de niñas fósiles (de tus líneas fósiles) no debieron preservarse? De mis ataques continuos y de la discontinua depredación. Tortugas que recién nacidas van ciegas a incrustarse en esa noche barroca: el mar; a pocos metros del mar se arrastran por la arena húmeda en huida precoz y neonatal. Vocecillas cocleares, sílabas de obscenidad marina, niños con peces-martillo y faunos con patas de conchas las esperan para "reventarlas".

(Arturo Carrera)

nictógrafo


Día afortunado en materia de invenciones. Deseaba desde hace mucho tiempo tomar notas en la oscuridad, sin tener que levantarme y encender una lámpara. Probé escribir sobre losanges de cartón pero el resultado es generalmente ilegible. Hoy concebí la idea de utilizar una serie de cuadros de papel, y establecer un alfabeto en el que cada letra podría estar compuesta de líneas correspondiendo a los lados del cuadrado y puntos correspondiendo a los ángulos. Inventé el alfabeto, y realicé la cuadrícula para dieciséis cuadrados. Eso marcha bien. Llamaré a esta invención el tiflógrafo. [...]

En lugar de "tiflógrafo", adoptaré el nombre de "nictógrafo"...

(Diario de Lewis Carroll)

lunes, 10 de agosto de 2009

el último poema (9): tomás gonzález


Ocurre una mañana de diciembre de 1966: el mismo día en que, veintiséis años atrás, nació, este poeta español se va del mundo.

Regala un ramo de flores y un poema a su madre, abre la ventana y se arroja al vacío.

El poema, tremendo, se convierte en su mensaje póstumo de despedida:

MADRE

Madre,
también yo quisiera ser mujer.
No para imaginarme tu odio
o tu amor, la noria de tu dicha
o el lastre de tu tristeza,
sino para sentir en mi interior 
la necedad terrible de haber traído al mundo
a esta bestia maldita
y perdonarte,
madre.

viernes, 7 de agosto de 2009

el último poema (8): clitie


Ninfa suicida a fuego lento, la hija de Océano y Tetis, llamada también Clitia, Clicie o Clite, despechada, decide morir de inanición y abrasada por los rayos del sol en inmóvil adoración a su infiel amante. El divino Apolo una vez la quiso; pero, caprichoso cual dios, pronto la sustituye en su corazón indomable por su hermana Leucótoe. Desesperada, Clitie se tiende en el suelo con la vista fija en el Sol: desea dejar de existir. Apolo se compadece de ella y la convierte en la flor del heliotropo o girasol. Ovidio, en el Libro Cuarto de las Metamorfosis, canta el poético final de la patética ninfa:

En cuanto a Clitie, aunque el amor podía explicar su dolor, y su dolor la delación, el Sol que transmite la luz no volvió a visitarla, e interrumpió su relación amorosa. Desde entonces la ninfa, que había utilizado el amor de forma tan insensata, empezó a languidecer, incapaz de soportarlo, y permaneció sentada día y noche bajo el cielo, sobre la tierra desnuda, desnudos y despeinados los cabellos. Durante nueve días no probó ni agua ni comida, y ayunó alimentándose tan sólo de rocío y de sus propias lágrimas, sin moverse del suelo: se limitaba a mirar la cara del dios que pasaba, dirigiendo su rostro hacia él. Dicen que sus miembros se adhirieron al suelo, y que la amarillenta palidez de su tez hizo que una parte se convirtiera en hierba reseca; la otra parte es rojiza, y una flor violeta recubre su rostro. Aunque las raíces la retienen, ella se vuelve siempre hacia su amado Sol, y aunque transformada, sigue conservando su amor.

miércoles, 5 de agosto de 2009

simia dei


Un vals tímido en una ciudad extraña
un beso entre los lienzos
un niño a oscuras jugando con haces de luz fatua
el ansia de ansias latiendo el corazón humano
y el cielo cristal ausente a flor de labio
y la fragilidad de la idea hueso
los pterodáctilos de Isla Calavera sobrevolando
tus facciones desdibujadas un disparo
en el lomo de tu perro-ángel guardián
el degradado ácido del color deseo
mi esternón domado batuta de tu concierto
la soledad babosa en la mejilla bebiendo ojo
un vals eléctrico una tarantela espasmos
en la ciudad sin lienzos un niño oscuro
tu esternón alado
ansia de ansias corazón de humo
la batuta de mi desconcierto
y el hueso roto
y el rey Kong enjaulado a la deriva
ya sin vírgenes sin selva
sin corona inmenso
gorila ficticio en alta mar
en sendas esquinas la tormenta y el volcán
en otra océano con máscara de infierno
en la cuarta está el hombre
y en el suelo perdida entre cadenas
tu mirada hueca de mona de Dios.

viernes, 31 de julio de 2009

ternura radical


Hay una mujer en cueros que sin paraguas intenta borrarse bajo la lluvia. Su figura se diluye en la noche como el significado de un lunar sobre la piel. Vomita un guante y de seda tropieza. Escupe el izquierdo enrevesada se tambalea. Las manos de una tarantela suben por sus rodillas muslos ingles caderas. Aprietan los glúteos. Pálidas arañan. Marcan. Llagan la nana carnosa. Cae en un charco. Toca fondo de encías. Besa el barrizal. Se llena de tierra. Abarca el humus contra sus tetas. Mea. Se descome a gatas. Chupa minerales entre el légamo. Se deshacen con su lengua. Saliva preciosa sal savia moco. Su cuerpo es infección de aguacero. Estertor. Nubarrón de pus. Musgo. Raíz. Grumo y arteria. Su figura desaparece en la noche como la piel de un lunar. Sólo queda un paraguas abierto sobre la sed del asfalto.

(De Chatarra de niño muerto, 2008)

miércoles, 29 de julio de 2009

el último poema (7): paul celan


Este poeta y traductor rumano de lengua alemana sobrevive al Holocausto, a la muerte de sus padres en un campo de exterminio nazi, a la pérdida de un hijo, al exilio, al expresionismo que preconizaba el fin de la poesía tras Auschwitz, al reconocimiento literario, a los premios...; pero no sobrevive a su voluntad de fuga.

Lo tiene claro: "Lo más importante es irse de aquí. A dónde consiga uno llegar es cuestión secundaria".

En 1970 envía a su amigo Gadamer el libro que acaba de escribir: Luz a la Fuerza. Nada más leerlo, el filósofo alemán toma un tren con destino a París para preguntar a Celan: "¿Por qué has escrito esto?". El poeta responderá veinticuatro horas más tarde, arrojándose a las aguas del Sena desde el puente Mirabeau.

La poesía de Celan es un descalabro luminoso: la palabra de alguien que lo ha perdido todo menos la palabra. "Masticar/ este pan, con/ dientes que escriben". Catedral barroca del lenguaje levantada con manos de pájaro herido. "La poesía, señoras y señores: una palabra de infinito, palabra de la muerte vana y de la sola nada".

FUGA DE MUERTE

Leche negra del alba la bebemos en la tarde
la bebemos al mediodía y en la mañana la bebemos de noche
bebemos y bebemos
cavamos una tumba en los aires donde no estamos encogidos

Un hombre vive en la casa que juega con las serpientes
que escribe cuando oscurece a Alemania tu pelo de oro Margarete
escribe y sale de la casa y brillan las estrellas y silba a sus perros
silba a sus judíos y les ordena cavar una tumba en la tierra
y nos grita ahora tocad música de baile

Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos en la mañana y al mediodía te bebemos en la tarde
bebemos y bebemos

Un hombre vive en la casa y juega con las serpientes y escribe
y escribe cuando oscurece a Alemania tu pelo de oro Margarete
tu pelo de ceniza Sulamita cavamos una tumba en los aires
donde no estamos encogidos

Grita cavad más hondo cantad y tocad unos y otros
y empuña el acero del cinto lo blande sus ojos son azules
cavad más hondo con las palas tocad y bailad unos y otros

Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos en la mañana y al mediodía te bebemos en la tarde
bebemos y bebemos
un hombre vive en la casa tu pelo de oro Margarete
tu pelo de ceniza sulamita un hombre juega con serpientes

Grita tocad más dulcemente a la muerte la muerte es un maestro de Alemania
y grita tocad más sombríamente los violines luego ascienden al aire convertidos en humo
sólo entonces tienen una tumba en las nubes
donde no están encogidos.

Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos al mediodía la muerte es un maestro de Alemania
te bebemos en la tarde y en la mañana bebemos y bebemos
la muerte es un maestro de Alemania sus ojos son azules
te alcanzan sus balas de plomo te alcanzan sin fallar
un hombre vive en la casa tu pelo de oro Margarete
lanza sus mastines contra nosotros nos regala una tumba en el aire
juega con las serpientes y sueña la muerte es un maestro de Alemania
tu pelo de oro Margarete
tu pelo de ceniza sulamita.

domingo, 26 de julio de 2009

blue


Toda cosa "muerta" palpitaba. No solamente las estrellas, la luna, los bosques, las flores, de que hablan los poetas, sino también una colilla en un cenicero, un botón blanco, paciente que nos echa una mirada desde el charco de agua de la calle.... Todo eso me mostraba su rostro, su ser interior, el alma secreta que con más frecuencia calla que habla... Eso me bastó para "comprender" con todo mi ser y con todos mis sentidos la posibilidad y la existencia del arte que hoy se llama "abstracto" por oposición al "arte figurativo".

(Wassily Kandinsky)

jueves, 23 de julio de 2009

el último poema (6): anne sexton


El último poema de Anne Sexton es su cuerpo, no se sabe si vivo o ya muerto, la mañana de verano de 1974 en que resuelve

morir como una niña bonita
que huele a Clorox y Duz.
Una mañana limpia en que el oscuro fuego del Cougar va llenando sus pulmones de monóxido de carbono. Viejo Cougar rojo por la carretera de estrellas apagadas.
El psicoanálisis se lo ha dicho al oído: el cisne debe entrar en tu útero y encarnar el último poema. Y ahora

todo en mí es un pájaro.
En Weston, en esta carretera sin comienzo ni final,
en celebración de la mujer que soy,
empujo mi amor -roja infección- hacia la noche cerrada,
para que el macho sólo encuentre de mí
el raquítico despojo de su deseo.

Porque todas las pollas del mundo son Dios,
floreciendo, floreciendo, floreciendo
en la dulce sangre de la mujer.
Y el sueño plomizo se posa en el parabrisas con lejano graznido.

Pone música en la radio. (Estate quieto).
Nube negra de humo llenando el garaje; llenando el vacío que la culpa ha dejado en su seno.

El último poema de Anne es ella misma dentro del abrigo de su madre -extraño rostro de diosa-, recostada en el viejo Cougar rojo; sus anillos en la guantera, junto a una botella de vodka.
¿Tengo los ojos ya cerrados?
El último poema de Anne se escribe solo en el garaje con humo, entraña viva y sueños rotos (desde entonces la asfixia pasa a ser nuevo tropo de locura: suerte de metáfora que si la abres sangra).
El último poema de Anne Sexton es ella conduciendo dormida a ninguna parte, por la carretera de estrellas apagadas.

Sin vientre,
sin llanto.

miércoles, 22 de julio de 2009

el último poema (5): dedicatoria


Más allá de donde
aún se esconde la vida, queda
un reino, queda cultivar
como un rey su agonía,
hacer florecer como un reino
la sucia flor de la agonía:
yo que todo lo prostituí, aún puedo
prostituir mi muerte y hacer
de mi cadáver el último poema.

(Leopoldo María Panero: Last river together, 1980)

martes, 21 de julio de 2009

el último poema (4): periclís yannópoulos


Este poeta griego (otro más) compone con su muerte voluntaria una de las más bellas y románticas estampas suicidas.

Nacido en Patras (1870), descendiente de una familia cuyos orígenes se remontan al imperio Bizantino, vuelve a Atenas tras estudios de Medicina en París y Londres, y encuentra una nación en grave crisis de identidad. Los políticos se hunden con el país y el pueblo permanece impávido. Ante esta situación, Yannópoulos intenta reavivar el Helenismo sublimando los antiguos valores griegos ("Bellos dioses griegos [...] infundid vuestra bienaventurada gracia divina en el espíritu griego, para disipar la densa tiniebla que mantiene escondida la divina luz interior y exterior del griego"). Frustrado por la ineficacia de sus manifiestos, ya firma sus últimos poemas con la palabra "Muerte"...

Una mañana, después de quemar todos sus escritos, Periclís, que ha cumplido cuarenta años, alquila un carruaje para recorrer los 22 kilómetros de la antigua Vía Sacra. En las cercanías de Eleusis desengancha uno de los corceles, el blanco, y se lanza al galope hacia un mar encrespado por el viento. Cuando el caballo no puede avanzar más, se dispara un tiro con su revólver, convirtiéndose así en jinete de su propio apocalipsis.

Martha Rivera, poeta dominicana, le dedica un poema titulado "Por los caminos de Periclís Yannópoulos":

Bellísima en su sueño se tendió la mar…


(Odysseas Elytis)


…la mar en torno hasta el sol, muerte entre las muertes

(Costas Cariotakis)

Más lejos del mar cuando más cerca
(porque lejos del movimiento de la sombra
están los cuerpos que contemplan sus espejos).
Lejos de esa cifra de estrellas filosas,
caracoles de cristal,
peces blancos y dorados,
algas pequeñas que se ensartan
a los corales oscuros y monumentales,
mar que inventamos
para creernos salvados de lo que somos
entregado mi cuerpo al abandono de los barcos
cerca de olas que chocan en mi carne
y descienden lentamente
sin memoria sin olvido
olas que limpian mis pupilas de otros rostros
aguas espesas y negras
yo el cadáver azul
amanecido el pecho en el insomnio del faro
escuchando el sonido de un mar que me bebe
rota una estatua contra la pelvis
lámpara frágil que oscila entre el ser y el no ser
yo el cadáver azul soy río
y he descubierto al fin
que el mar siempre es ajeno.

domingo, 19 de julio de 2009

el último poema (3): kemp, bowie y natasha


Cuando Bowie salió de bolos con Pierrot in Turquoise, a finales de 1967, todos estos ángulos de su personalidad -el seductor voraz, el artista serio, el ligón andrógino- entraron en conflicto. Él y Lindsay Kemp se habían convertido en amantes. Aquel mismo mes, Bowie inició una relación con la escenógrafa de la compañía, Natasha Kornilof. Una gris mañana de enero, en Moresby, Cumbria, Kemp, perdidamente enamorado, se cortó las venas. Aquella noche se le saltaron los puntos estando en escena, y su traje blanco se empapó de sangre. Al verlo, Bowie derramó tantas lágrimas que éstas deshicieron su careta de cartón. El público, pensando que aquello formaba parte de su interpretación del personaje "Cloud", aplaudió ruidosamente. Esto empujó a Bowie y a Kemp a nuevos transportes de angustia y remordimiento. Cayó el telón sobre los dos actores abrazados, fundidos en un beso apasionado, mientras un tercer miembro del reparto trazaba un corazón en el aire, por encima de sus cabezas. Aquella misma noche, Natasha Kornilof ingirió una botella de aspirinas.

(Christofer Sandford: Bowie: Loving the Alien, 2005)

el último poema (2): o último poema


Así querría yo mi último poema:
que fuese tierno diciendo las cosas más simples y menos intencionadas,
que fuese ardiente como un sollozo sin lágrimas,
que tuviese la belleza de las flores casi sin perfume,
la pureza de la llama en que se consumen los diamantes más límpidos,
la pasión de los suicidas que se matan sin explicación.

(Manuel Bandeira: Libertinagem, 1930)

jueves, 16 de julio de 2009

el último poema (1): costas cariotakis


Poeta griego, gris funcionario, represaliado, nacido en Trípoli (1896). Entre sus libros: El dolor de un hombre y Remedios de los males. Huye de la erudición y el esteticismo en una Grecia desgarrada por las guerras.

Los últimos momentos de la vida de Cariotakis componen un cuadro singular. La tarde del 20 de julio de 1928 se arroja a las aguas del Mediterráneo con la intención de ahogarse. Permanece varias horas intentándolo; pero sus esfuerzos son en vano. Las corrientes lo devuelven con vida a tierra una y otra vez. Se dirige entonces a casa, duerme durante toda la noche, desayuna, se viste su mejor traje, compra una pistola.

Sentado en la terraza de un bar de Prévesa llamado El Jardín Celestial, toma un café y, mientras fuma un cigarrillo, escribe la nota que más tarde será hallada en sus bolsillos:

Aconsejo a cuantos sepan nadar que no intenten jamás suicidarse tirándose al mar. Durante diez horas me estuve peleando con las olas. Tragué una enormidad de agua y, sin saber cómo, de vez en cuando subía a la superficie. Seguramente alguna vez, cuando tenga oportunidad, describiré las impresiones de un ahogado.

Hacia las cinco de la tarde, después de dar un paseo por la playa, se tiende al pie de un eucalipto y se dispara un tiro en el corazón. Tenía treinta y un años.

Escribe Cariotakis en su poema "Spleen":

...Aquí en una roca nos dejó una noche
la nave que ahora se pierde en el corazón del infinito,

se pierde y nos preguntamos qué somos, qué soy,
si todos nos apagamos, yéndonos tan jóvenes, niños casi.


Niños casi. Niños casi. Suponemos que este "casi" es parte del problema. Duele no poder ser niños siempre. Algún día, todos sin excepción habremos de componer una obra titulada "Impresiones de un ahogado". Es ley.

domingo, 12 de julio de 2009

negativa

En el negativo una niña blanca sonríe sin boca
conteniendo un agujero negro
entre las clavículas que brilla
y brilla
devorándose a sí misma

y unas ganas de llorar infinitas
envasadas al vacío.

miércoles, 8 de julio de 2009

pessoa


No tengo ambiciones ni deseos.
Ser poeta no es una ambición mía.
Es mi manera de estar solo.

*

No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo.

*

Esclavos cardíacos de las estrellas,
conquistamos el mundo entero antes de levantarnos de la cama;
pero nos despertamos y es opaco,
nos levantamos y es ajeno,
salimos de casa y es la tierra entera,
y el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.

*

Mi corazón es un cubo vaciado.
Como invocan espíritus los que invocan espíritus, me invoco
a mí mismo y no encuentro nada.

*

Me conocieron enseguida como quien no era y no lo desmentí, y me perdí.
Cuando quise quitarme el antifaz,
lo tenía pegado a la cara.
Cuando me lo quité y me miré al espejo,
ya había envejecido.